No hay nada mejor que entrar a desayunar en cualquier bar de Sevilla, y encontrase en la barra los famosos bocadillos de pringá, zurrapa y manteca colorá.
¡¿Qué os vamos a contar de la pringá?! Para aquellos que no lo sepáis, la pringá es el picadillo elaborado a partir de las carnes de los cocidos y las berzas: con falda, tocino, pollo, magro, panceta, morcilla… ¡Y todo lo que haya caído en el puchero! Tan adictiva como deliciosa, la pringá se sirve en tropezones que se desmenuzan y “pringan” tostadas crujientes recién hechas. ¡Sobra decir que la pringá de Cárnicas Cabo es de fama mundial!
Para los amantes de los desayunos salados, los bocadillos de pringá solo son comparables con los de zurrapa de lomo. En nuestra tienda podrás adquirir zurrapa a base de lomo de cerdo frito en manteca, cocinado en la sartén y deshilachado con especias como el orégano, toques de clavo, pimienta y ajo. Existen tres variedades de “chacinas”, dependiendo de su provincia de origen.
Junto con la pringá y la zurrapa, no puede faltar dentro del mejor desayuno del mundo la manteca colorá de auténtico cerdo ibérico. En Carnes José Cabo la aliñamos cuidadosamente con pimentón, que le da su característico aspecto de pasta de color anaranjado, limpia ¡y sin tropezones!
Un poco de historia…
La gran devoción por el cerdo que profesamos los amantes del mejor desayuno andaluz tiene su origen en la Edad Media: antiguos platos sefardíes preparados los viernes para respetar el día sagrado (Sabbat) y que nacían de cocidos, pucheros, potajes y ollas podridas. Estos platos se “cristianizaron” con la incorporación de la carne de cerdo (prohibida para judíos y árabes).
La literatura y otros escritos de la época señalan cómo este tipo de comidas marcaba diferencias entre diferentes grupos culturales: aquellos que consumían estos alimentos con carne de cerdo eran identificados como “cristianos viejos”, considerados ciudadanos de sangre pura y, por tanto, fuera de las sospechas de la Santa Inquisición; mientras que aquellos que no consumían este tipo de comida eran señalados como “cristianos nuevos” (falsos conversos, musulmanes o judíos) y, en definitiva, sospechosos ante la Santa Sede.
No hay duda de que, las tres culturas que convivieron durante tantos siglos en estas tierras siguen acudiendo diariamente a los bares para disfrutar cada mañana del mejor desayuno del mundo.